La Feria Internacional de Artesanía y Regalos (Fiart 2022) deviene plataforma para la promoción y las negociaciones con empresas locales y extranjeras, que impulsarán el desarrollo del sector en Cuba.
Durante las jornadas de actividades, que acontecen en La Habana hasta el 20 de diciembre, el evento acoge una serie de firmas de Cartas de Intención las cuales “representan el primer paso para concertación de acuerdos empresariales vinculados a la exportación de artículos artesanales”, informó el Fondo Cubano de Bienes Culturales (FCBC).
Este tipo de acciones están en coherencia con las prioridades de la cita, en su XXIV edición, pues según anunció el director del FCBC, Arturo Valdés el evento se pensó como en escenario para propulsar la economía y reflejar el conjunto de transformaciones que experimenta el sistema empresarial cubano.
De esta manera, el encuentro se convierte en una vitrina para exhibir vías plausibles en el camino a la actualización de “nuestro modelo económico y mostrar el papel activo de la cultura dentro de él”, explicó Valdés durante la presentación de la agenda del evento.
Con este fin se organizaron “rondas de negocios con el sector empresarial de la isla y foráneo, que permitirán establecer una plataforma objetiva de trabajo para el desarrollo de las exportaciones, los encadenamientos productivos y la sustitución de importaciones”.
Asimismo, Fiart 2022 incorpora a su catálogo de propuestas los artículos elaborados por nuevas formas de gestión, algunas de ellas con un surtido de productos alimentarios trabajados artesanalmente, lo cual abre una gama de la artesanía reconocida por la Unesco como patrimonio inmaterial de los pueblos.
Completan las ofertas distribuidas en cerca de 300 stands de una decena de países los productos y obras que promociona y comercializa el FCBC, como artes plásticas, reproducciones de arte y una amplia oferta comercial que abarca confecciones textiles, calzado, orfebrería, muebles, trabajos de talabartería, cestería y cerámica, entre otros.
Precisamente, este espacio, nacido en el 2016, le dio vida a un inmueble histórico en desuso durante casi 20 años, alrededor del cual se erigió un circuito gastronómico y cultural en el que convergen distintos actores económicos y, además, se arriendan espacios para la comercialización de obras de arte y artesanías.